En los últimos meses en Colombia, se han venido presentando con mayor fuerza incontables casos de ataques con ácido por robos o por celos. Los casos que se presentan con mayor frecuencia son por problemas pasionales, el hecho de que "si no estás conmigo no estarás con nadie más" o "si no eres lindo/linda para mí, pues tampoco para nadie". Es lamentable ver que por estos hechos, que son al final insignificantes y que por supuesto tienen solución, ataquen a las personas de esa forma cruel, no existe en el diccionario una palabra que defina tal atrocidad, las o los matan en vida de esta manera sumamente dolorosa.
Imaginarme la vida de este modo es realmente una tortura, no puede predecir lo difícil que debe ser levantarte y verte en el espejo y de inmediato recordar el dolor, la desesperación y pensar que hubiera sido mejor no sobrevivir.
Es indignante y preocupante que aún no se tomen medidas legales fuertes para detener este tipo de situaciones, no es correcto, no hay ayudas para las victimas y los victimarios en su mayoría son puestos en libertad o simplemente nunca capturados.
Sin embargo, dentro de todas esas historias dolorosas, hay casos que parecen dar visos de luz, historias de personas que si bien no olvidan, son capaces de superar el dolor emocional y seguir adelante. Son personas que vuelven a vivir.
Es el caso de Edwin Rodríguez Gónzales, quién hace más de 16 años estaba dispuesto como todo joven a ser exitoso, quería estudiar para ser contador y ya se estaba preparando para ir a una Universidad en Bucaramanga. Una noche estaba aparcado con un amigo (quien le estaba ayudando con los tramites de la universidad) en un automóvil en una calle de la cuidad, cuando de repente escucharon un fuerte sonido en la parte trasera y segundos después estaban cubiertos de ácido. Edwin cuenta cómo su amigo como pudo, manejó hasta su casa en donde su hermana los recibió y los llevó al hospital de inmediato. No podía parar de gritar del dolor según relata, es inimaginable, difícil de describir. Cuando Edwin despertó ya no podía ver. El ácido cayo en su rostro, piernas y brazos.
Hoy en día Edwin es deportista paralímpico, ha dejado el nombre del país en alto en muchos países, ha alcanzado medallas en contiendas tales como los Juegos Parasudamericanos en Chile disputados este año y Juegos Paralimpicos en Londres en 2012.
Poco a poco llegaron sus triunfos, desde el 2005 cuando se entero de que existían competencias locales para personas en condición de discapacidad, no dudo en participar, lo hizo y no ha parado de ganar .
Al principio fue toda una tarea, el corredor y lanzador de disco necesitaba de ayudas para desenvolverse en la pista, desde que se percato de su habilidad, empezó a hacerlo solo. Trabaja también en talleres de alfabetización, un taller para personas en condición de discapacidad visual.
Con muchas palabras de aliento el deportista colombiano tiene esperanzas de seguir compitiendo y seguir escuchando el himno de nuestro país en lugares lejanos, alcanzando siempre podios.
Entre todos esos casos devastadores, que no deberían pasar, pero que lamentamente pasan, existen personas que luchan con su realidad, no permiten que esos asesinos ganen la batalla.
"Aceptarse a uno mismo. Esta es la principal barrera que se debe superar". Edwin Rodríguez.
NO MÁS ATAQUES CON ÁCIDO
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